Leyendas de kamakura
La danza de Shizuka Gozen
Cuando el primer
shogun de Kamakura, Minamoto no Yoritomo, murió al caer del caballo, su esposa,
Masa-ko, se hizo monja, según la costumbre de la época. Sin embargo, continuó
manejando el poder político en la sombra, como lo había hecho en vida del
shogun.
En su legendaria vida, no tuvo reparos en llevar abiertamente la contraria al
hombre más poderoso de Japón, como lo demuestran ciertos episodios cuya memoria
todavía se conserva, dando testimonio de un fuerte carácter aunque también de
gran compasión.
Cuentan que en cierta ocasión, al enterarse Masako de que Yoritomo tenía una
amante, no perdió un segundo en ordenar quemar hasta los cimientos la casa de la
mujer. En otra, dio una contraorden fulminante que impidió en el último momento
la ejecución del esposo de su hija, ordenada por el shogun por supuesta
traición. Sin embargo, la danza de Shizuka Gozen es, sin lugar a dudas, la
historia más conmovedora en que intervino Masako.
Shizuka Gozen era la amante de Yoshitsune, el hermano menor de Yoritomo. Había
nacido en Kioto y, además de su resplandeciente belleza, tenía una
extraordinaria habilidad para la danza.
Cuando el shogun sospechó que su hermano quería usurparle el poder, dio orden de
ejecutarle, pero Yoshitsune, advertido por uno de sus samurais, partió
apresurada y clandestinamente hacia el exilio. Temeroso de morir en cualquier
momento a manos del enemigo, no permitió que Shizuka le acompañara, encomendando
a un fiel samurai que la llevara de regreso a Kioto.
Sin embargo, en el largO camino fueron atacados por una banda de ladrones. El
samurai murió defendiéndola y ella quedó abandonada en medio de las montañas de
Yoshino, expuesta a la nieve y atoda clase de peligros, hasta que un monje
peregrino la encontró y la condujo sana y salva hacia Kioto.
Pero, poco después de llegar, cayó en manos de los enemigos de Yoshitsune, que
la llevaron de vuelta a Kamakura con la intención de sonsacarle el paradero de
su amado. Todos los esfuerzos fueron en vano y, antes de que fuera encarcelada,
Yoritomo ordenó que hiciera una demostración pública de su habilidad en la
danza.
Cuando llegó el día, un gran número de nobles, samurais y funcionarios de la
corte se congregaron alrededor del pabellón de danza Maidono, en el recinto del
santuario Hachimangu.
Al principio, Shizuka se resistió a bailar porque no quería deleitar al odiado
shogun que la había separado de Yoshitsune. Mas, de repente, cambió de idea y
subió con docilidad al escenario, cuyas columnas lacadas en vermellón hacían
destacar con increíble belleza sus ricos ropajes de brocados de seda, formando
una espectacular combinación de colores.
Y ante tan ilustre audiencia, Shizuka bailó la danza más seductora,
acompañándose con elegancia de un abanico y de una canción alabando las virtudes
del ausente Yoshitsune, lamentando el cruel destino que les había separado y
rogando por el venturoso día en que podrían reunirse de nuevo.
Tras la representación se hizo un silencio tan profundo que los cortesanos ni se
movían por temor a quebrarlo con el crujido de las sedas de sus kimonos. De
repente, el shogun se levantó indignado y se marchó sin una palabra, lo que hizo
creer a todos que la hermosa danzarina iba a ser ejecutada sin remedio.
Sin embargo, una firme intervención de Masako salvó la vida a Shizuka, quien
debió partir de inmediato sin que nunca nadie más supiese de ella. En cuanto a
Yoshitsune, escapó hacia el norte, donde fue perseguido con saña por el ejército
de su hermano hasta que fue acorralado y perdió a todos sus fieles samurais en
la lucha, tras lo cual se hizo el seppuku. Sus perseguidores le cortaron la
cabeza, que llevaron de vuelta a Kamakura para probar a Yoritomo que su temido
rival ya no estaba en este mundo.