La Machi: El vuelo Sagrado
En el enclave de América, allí donde los vientos tienen fuerza cósmica y cantan
mitos y leyendas olvidadas, huecuvú, el espíritu maligno que trae consigo la
enfermedad y la muerte, devora en fiebres a su nueva víctima. Superstición y
sabiduría, el veredicto es el mismo: solo la machi puede enfrentarlo y
vencerlo...
Con la hechicera sagrada llegan la esperanza de la salud y la vida. Ella sabe su
oficio: primero diagnosticar, luego curar...en el peutucutrán inicial
(diagnóstico) pondrá en contacto el cuerpo del enfermo con el de un cordero o
lechón, para que el mal se transfiera al animal. Así, cuando lo sacrifique y
examine sus víceras, ¡verá el daño y su diagnóstico no fallará!.
De acuerdo con tan preciosos datos optará por el lahuentrún o cura mágica a base
de hierbas, raíces u otros remedios de la naturaleza, o por el machitún
ceremonia curativa en la que compromete toda su ciencia y su ser mismo.
En el machitún, sea diurno o nocturno, superstición y magia se dan la mano y
retroalimentan... ¿Acaso no existen por y para el otro?. Cuando la ceremonia es
diurna participan muchos parientes, amigos y vecinos. Por eso tal vez es tan
sonoro y dinámico el rito: la machi bate su sagrado cultrún y danza y canta su
machi ül (canción de la machi), en tanto que dos pihuichen o niños santos
ejecuten un ahuín o vueltas a caballo, en círculos alrededor de la ruca (casa)
donde yace el enfermo atormentado. El misterio atrapa a todos y cada uno de los
presentes: la médica hechicera, casi en trance aspira y exhala el hálito del
caballo blanco y del alazán, y se restriega contra los pechos sudorosos de los
animales del rito, implora, corre... ¿es que vé a huecuvú y lo persigue?...,
¡¿cómo saberlo si solo ella puede penetrar en las sombras?!
Pero el machitún nocturno es todavía mas solemne y misterioso. Quizás por el
encierro, por la hora, por la visión del enfermo que atrapo el maligno... Todo
se conjuga para que esta sea una experiencia única:
¡la del trance sagrado o alto vuelo!
El ritmo antiguo de su cultrún sagrado guía a la intermediaria entre el hombre y
el dios, y por la escala mágica asciende los peldaños de éxtasis: el perimontún,
o aparición de visiones, el kuimínkelen o caída en trance, y el péuma o
arrobamiento extático-místico... Solo así brilla la revelación curativa y traba
lucha sin cuartel con huecuvú o la enfermedad... Su manifestación más palpable
son las extrañas palabras y sonidos que brotan de la garganta de la machi...¿que
dice? ¿porqué nos eriza la piel su lenguaje incoherente?... Sólamente el
nguempin, el dueño de la palabra, puede interpretar la vieja lengua sagrada... y
la acompaña, para que en el viaje de regreso la machi no olvide los mensajes de
la "otra orilla". Después, la espera... si triunfa la salud, la machi agiganta
su prestigio... si triunfa la enfermedad y la muerte: ¡es que nguenechén así lo
quiso!...¿será por esto que el circuito mágico sigue rondando por la Patagonia
después de tantas lunas.
Como centro de la convocatoria sobrenatural la mujer chamán no sólo cura, sino
que también acompaña a las almas de su pueblo al "Reino de la Sombra", para
servir de mediadora entre ellas y sus dioses celestes o infernales, grandes o
pequeños... por eso dicen que es la gran especialista de almas: vela por ellas,
encarnada o desencarnada, y las ve, conoce su forma fantástica y accede a la
visión de su destino...
Tan fuerte es el poder de las relaciones chamánicas con el más allá y tan vivo
su reconocimiento en las sierras australes que en 1960, cuando terremotos y
temibles maremotos azotaron el cordón meridional de Chile, en la costera
reducción indígena de collileufú, al sur de Puerto Saavedra, huevo ceremonia
rituales y sacrificios humanos propiciatorios a cargo de estos mágicos
guardianes del equilibrio material y espiritual... ¡y el orden volvió!. ¿Fué por
obra de la naturaleza misma o por la meditación de las machis? Es otra pregunta
sin respuesta...
En sus prácticas el chamán o la machi acceden al trance extático por
autosugestión, heterosugestión, y muy frecuentemente por el uso de plantas
alucígenas que se considera sagradas. Así por medio del michay, o el peyote, o
el molle entre otras, el chamán americano conscentra su poder, visita el otro
mundo, y adquiere un nuevo y quizás más verdadero sentido de los real.
La ingestión de las sustancias alucinógenas es variada: puede fumarse,
inhalarse, beberse, o masticarse. Lo seguro es el desencadenamiento natural
dentro del estado misionario... Bajo el efecto de las drogas alucinógenas la
machi entra en estados alterados de su consciencia. ¿Que vé en su éxtasis? ¿Que
se imprime en su cerebro durante el vuelo mítico? Seguramente revelaciones de
sonidos, formas y colores, y corporizaciones no habituales... cuyos símbolos
reproducirá luego en los estraños dibujos y pintura de las cuevas, ornamentos, y
objetos del rito. No olvidemos que el chamán es un verdadero artista del
misterio... ¡y así estan los elementos luminosos geométricos que desvela a los
estudiosos: puntos, estrellas líneas paralelas o en zig zag espirales,
triángulos, círculos concéntricos, enrejados, hexágonos...! ¡y también las
alucinaciones figurativas que hablan de su cultura la caza, las danzas, la vida
doméstica...!. Vemos, si, pero no vemos,porque pese a nuestra ciencia y a los
siglos de información que acumulamos, aún no sabemos el porqué de la reiteración
de los motivos pintados en culturas y sociedades muy distintas unas de otras...
Y sobre todo no alcanzamos "el desciframiento" de tales plasmaciones chamánicas.
No todavía... Creo desde muy atras en el tiempo van al pasado prehistórico de
los pueblos que habitaron el suelo americano, existió la relación de las
manifestaciones artísticas indígenas con el chamanismo y con el uso de
alucinógenos... ¿fuente de inspiración? ¿aguzamiento vidente de la memoria
colectiva de la raza que no quería morir? ¡quien sabe!. Pero así estan las
evidencias en el arte rupestre pagoniense, con las magníficas huellas en el
Alero del Chamán, en las cuevas de comayo, y también en el sagrado Cerro
Yanquenao, el del círculo basáltico sagrado con la roca piramidal en el centro,
el de la tumba revelada...
Mucho se ha dicho y se seguirá diciendo con codigos humanos y el chamán y su
dominio de la naturaleza, de si mismo, y del vuelo sin fronteras de su mente...
Pero el código chamánico o mágico de las cuevas, de sus tailes de su trance
visionario aún es un secreto... que custodian y preservan celosamente los
oficiantes de los sagrados...