ROMANCE DE LA PÉRDIDA DE ALHAMA
Paseábase el rey moro — por la ciudad de Granada desde la puerta de Elvira — hasta la de Vivarrambla. —¡Ay de mi Alhama!— Cartas
le fueron venidas — que Alhama era ganada.
Descabalga de una mula, — y en un caballo cabalga; Como
en el Alhambra estuvo, — al mismo punto mandaba Y que
las cajas de guerra — apriesa toquen el arma, Los
moros que el son oyeron — que al sangriento Marte llama, Allí
fabló un moro viejo, — de esta manera fablara:
—Habéis de saber, amigos, — una nueva desdichada: Allí
fabló un alfaquí — de barba crecida y cana:
Mataste los Bencerrajes, — que eran la flor de Granada, Por
eso mereces, rey, — una pena muy doblada: |
Anónimo
Incluido en El Romancero viejo. Ed. Mercedes Díaz Roig. CÁTEDRA - Letras Hispánicas, nº 52. 13ª edición, 1989.