¿DE QUIEN ES EL NIÑO?

 

El halcón y el petirrojo pusieron un huevo, cada uno en su propio nido. Las crías salieron del cascarón; el halcón tenía un polluelo negro, el petirrojo uno blanco. La mamá petirrojo salió a coger insectos para su bebé. Cuando regresó encontró un polluelo negro en su nido. Durante su ausencia, el halcón había cambiado los bebés y tomado el polluelo blanco para ella, a cambio dejo el polluelo negro para la familia de petirrojos. El papá y la mamá petirrojos fueron a exigirle a la familia de halcones que devolvieran a su hijo, pero los halcones dijeron que no y punto. Discutieron y discutieron largo rato sobre el asunto, y como no llegaron a ponerse de acuerdo, llevaron su caso ante el rey.

 

El rey dio a cada una de las madres una taza, y dijo: “Yo voy a matar al polluelo blanco ahora. La dueña de la taza que este llena de lagrimas será la verdadera madre del polluelo.

 

El rey levantó su cuchillo despacio. El halcón clamó ruidosamente. El petirrojo vertió las lágrimas en silencio. El rey inspeccionó las dos tazas y encontró la taza del halcón completamente seca, pero la taza del petirrojo rebosaba de lágrimas.

 

El rey dijo: ' Usted señora halcón, los gritos que esta dando son solamente ruidos que no tienen cuerpo ni eco es señal que no siente verdadero dolor.

 

La señora petirrojo es la madre del polluelo blanco. Las lágrimas son la señal de amor real.

 

El rey realmente no había matado al polluelo blanco, solo hizo como que, pero no.  Entregó el polluelo al petirrojo que lo llevó a su nido y la familia estaba muy contenta.

Desde ese día, pueden verse en los nidos de los petirrojos grandes cantidades de polluelos, pero sólo de vez en cuando puede verse un halcón,  en lo alto del cielo.