Cuentos de Kamakura
La anciana de Hase y el Buda
Esta historia aconteció poco después de que el shogun Minamoto no Yoritomo
convirtiera a Karnakura en la capital de Japón.
En cierta ocasión, Yoritomo quiso saber cuántos valles había entre las colinas
de Kamakura, de modo que dió orden de que cada uno los habitantes lanzaran una
bengala, y asi, contando los fogonazos, poder conocer con facilidad su número.
Llegado el día, Yoritomo se situo con su cortejo en la cima de una de las
montañas más altas y, tras minuciosas anotaciones, se sintió muy satisfecho de
conocer, por fin, el número exacto de valles.
Sin embargo, una de las bengalas Ie había llamado particularmente la atención
porque brillaba en forma esplendida con los cinco colores, superando con gran
diferencia las demás. El shogun, lleno de curiosidad, ordenó averiguar en el
acto de quién se trataba, y resultó ser una anciana que vivía en un remoto valle
de Hase. Al parecer, la anciana quemó cáscaras de semillas de cáñamo y sésamo
con tal sorprendente resultado.
Al recibir el informe, Yoritomo mando llamar a la anciana a palacio y Ie
comunicó la admiración por el fuego de cinco colores, ofreciéndole a
continuación que Ie pidiera un deseo.
Entonces, Ie dió las gracias con gran humildad. - No tengo ningún deseo en
especial, pero, si se me permitiera pedir alguna cosa, como me dedico a vender
nori [1] , me gustaria que yo fuera la única persona autorizada a hacerlo en
Kamakura.
Yoritomo aceptó en el acto, de modo que, desde ese momento, la anciana fue la
única autorizada a vender nori en la capital.
La mujer prosperó mucho en su negocio y se convirtió en una de las personas más
adineradas de la ciudad. Pero, al tiempo que tenía un gran sentido comercial,
también profesaba una gran fé en Buda.
Por eso, poco tiempo antes de morir decidió utilizar su fortuna en construir una
gran estatua de Buda. Pero como no Ie alcanzaba el dinero, se volvió a presentar
ante el shogun para apelar de nuevo a su benevolencia.
Yoritomo aceptó con gusto, de modo que pronto empezó la construcción de la
famosa estatua del gran Buda que ahora, siete siglos después, es el símbolo más
representativo de Kamakura.
[1] Productos alimenticios que se derivan de las algas desidratadas, los más común es comerlas como “papel” con el cual se envuelve el famoso sushi y los triangulos de arroz