LOS DOS PÁJAROS



Dos muchachos fueron a un arbusto y pusieron sus trampas. Uno cogió una paloma. Y el otro fue menos afortunado, solamente una araña quedó atrapada y él inmediatamente dejó en libertad.

Al día siguiente el primer muchacho tuvo de nuevo la suerte, cogió una gallina-guinea muy gorda, el otro joven cogió un relámpago que se había enredado en las cuerdas de la trampa. El muchacho liberó al relámpago para que regresara al cielo, porque los seres humanos no pueden comer los relámpagos.

Un día después, el rey llamó a los dos muchachos y les dijo que cortaran y molieran algunas piedras para él.

Los muchachos sabían que éste era un trabajo difícil que sólo los quiebra-piedras podían hacer poque para que pueda ser molida se requiere hacer el corte apropiado.

El muchacho que siempre había sido ahora desafortunado en la cacería llamó al relámpago y le preguntó si podía cortar y moler las piedras para é. El relámpago vino y descargó repetidamente su poder contra las piedras hasta que fueron totalmente convertidas en polvo. Toda la gente del pueblo oyó los estruendosos sonidos.

Luego, el rey se encaprichó con el deseo de tener una estrella del cielo. Los muchachos no sabían como llegar hasta las alturas, pero el muchacho desafortunado preguntó a la araña y ella tejió una telaraña tan grande y resistente que cubría la distancia entre la tierra y el cielo.
Luego, subió y subió y subió y subió hasta alcanzar una estrella que derrumbó para el muchacho y éste se la entregó al rey.

El rey estaba encantado con su nueva estrella, y a cambio le dio muchas vacas al muchacho y cestos abarrotados de comida.

Así que el muchacho desafortunado estaba ahora muy contento, porque él era un hombre rico. Con todas esas vacas podía buscar esposa y casarse, y con las cestos abarrotados de mijo podía dar a una fiesta, y las mujeres podrían preparar cerveza.

Así ahora él se había vuelto un hombre de pie, considerando que el cazador afortunado había comido sus pájaros, y ahora no tenía nada. Es una cosa buena ser generoso.