POR QUĖ EL MURCIĖLAGO
CUELGA CON LA CABEZA HACIA ABAJO



En tiempos muy antiguos el Murciélago era un rey en su país. Tenía muchos, muchos hijos e hijas. Poseía vacas, cabras y pollos en grandes cantidades. Sólo comía carne, era un lujo que únicamente los adinerados podían permitirse en el viejo Congo y también en el Congo del presente.

Un día llegó el Señor Relámpago, que también era un rey, y quiso establecer un tratado de hermandad de sangre con el Murciélago.

Rey Murciélago se regocijó cuando el Rey Relámpago llegó y lo trató suntuosamente. Pidió que sus sirvientes mataran una vaca. Incluso en tiempos de hambre raramente se mata una vaca. La comida fue bien cocinada y el Relámpago comió vorazmente. Había mucha carnes servida, como convenía a la realeza.

El Rey Murciélago poseía una fuente de un tipo que sólo era usada por los reyes. En cuanto el rey Relámpago la vio, se llenó de codicia y dijo: “Amigo mío, tenga la bondad de regalarme esa fuente y se lo agradeceré con toda el alma.

Rey Murciélago de una manera muy educada rechazó la solicitud: “Otras cosas estoy dispuesto a darle, lo que quiera puede pedirme y lo daré, pero esa fuente es una herencia. Perteneció a mis ancestros y no puedo desprenderme de ella, lo siento mucho”.

La sangre del rey Relámpago empezó a hervir, y habló con palabras amenazantes henchido de furia y coraje: “¿Si usted prefiere vivir en paz? Le recomiendo que me de esa fuente”

El rey Murciélago volvió a negarse.

El Relámpago se encendió de cólera y mientras estaba rabiando se dirigió a las nubes, mientras rabiando y desde allí golpeó en todas las posesiones del Rey Murciélago y se destruyeron sus casas, sus siembras, sus pastizales, su ganado, sus cabras y pollos, y todas los cestos de comida.

Un terrible y profundo pesar invadió al Rey Murciélago cuando vio el fuego destruir toda su riqueza, todo su reino. Y con firmeza dijo: “De hoy en adelante yo miraré hacia abajo hacia la tierra, nunca más veré de nuevo el cielo. Mis niños tendrán que vivir bajo las hojas de los árboles y bajo los tejados de cuevas. De hoy en adelante, nosotros los murciélagos mostraremos el culo al cielo, con desprecio profundo por su codicia”

Y desde ese día, pueden verse a los murciélagos colgados de cabeza, con sus numerosos niños.