LA MAYOR PARTE DE LA VIDA DE UN   monje está dedicada a un extraño "trabajo": la liturgia. Esta palabra significa "trabajo o actuación pública". Los legos pensamos que el trabajo es algo que hacemos para ganarnos la vida y continuar vivos, cuidar de nuestras familias, encontrar sentido a la vida y lograr un moderado éxito.

Gracias a él podemos justificar nuestra vida.

El monje renuncia a esta fuente de sentido a la vida y lo transfiere a "trabajo del alma". El trabajo del monje es la liturgia.

De este ejemplo del monje podríamos descubrir que puede existir un extraño tipo de trabajo que alimenta el alma, pero no necesariamente el cuerpo. Unos breves momentos ante un cuadro, una puesta del sol, una sonata, algo insignificante, podría darle al alma su sustento, su sentido y su razón de existir

¿Cuál es el problema del consumismo?

El problema no está en ir de tiendas, comprar, tener, poseer, vender, disfrutar. Todas estas son maneras de estar apegados al mundo de los objetos, lo cual no es malo de suyo. El problema es que al ir de tiendas, comprar y poseer, no quedamos nunca satisfechos, y que la sensación de vacío después de tal esfuerzo por poseer indica que por mucho que compremos nunca vamos a tener o poseer completamente.

Sospecho que el alma necesita tener y poseer, que estas necesidades son tal vez la sombra de la negación espiritual de sí mismo.  Podría ser que el voto de pobreza del monje no tuviera nada que ver con esta negación moralista del placer.

¿Qué es tener  y poseer realmente? Significa amar tanto una cosa que uno no puede separarse de ella, no soporta que la descuiden o maltraten, no se fía de que otra persona la cuide suficientemente.

Nuestro materialismo es una señal de que no amamos al mundo lo suficiente.

 

POR MOTIVOS QUE JAMÁS HE comprendido una vez nuestra comunidad se trasladó, desde  nuestro hermoso monasterio tan amado y acogedoramente amueblado, a la fría ala de un seminario diocesano cercano. Contemplamos el incoloro suelo de terrazo, las paredes lisas y descoloridas de nuestra nueva morada, y decidimos que lo primero era pintar, poner lámparas, cuadros, sillones mullidos y sillas cómodas. Alos pocos meses comenzamos a recibir solicitudes de los seminaristas locales para entrar en nuestra comunidad.

Curiosamente, fue la mundanead y sentido corporal de nosotros los monjes lo que al parecer atrajo a los denominados futuros sacerdotes seculares.Cuando la espiritualidad y la mundanidad están tan compenetradas que no se puede distinguir duna de otra , ambas rebosan de alma y se convierten en objeto de deseo.

 

SE DICE QUE EN OTRO TIEMPO LOS sacerdotes y monjes practicaban la norma del ius primae noctis, es decir el derecho de pernada. El sacerdote celebraba la boda de una pareja y después pasaba la primera noche con la recién casada. Un sacerdote del siglo XIV tuvo un largo romance con una mujer cuya boda había celebrado. El marido le decía a ella: "Con el sacerdote está bien, pero manténte alejada de otros hombres".

El monje vive según el consejo de Marsilio Ficino, parte en el tiempo, parte en la eternidad. Cualquier cosa que haga no es  nunca totalmente de este mundo, y sin embargo está siempre en este mundo. Todos podríamos vivir en parte fuera de este mundo, y tal vez descubrir los límites de las leyes y las convenciones mundanas.

 

DURANTE MUCHOS AÑOS VIVIÓ EN nuestra comunidad un hombre inteligente y bondadoso por el que yo sentía profunda admiración. Sin embargo, el prior se sentía constantemente molesto por la mentalidad independiente de este hombre y no perdía ocasión de causarle aflicción.

Yo no soy persona que salga en defensa con rapidez ó energía, pero esta vez no pude observar callado la injusticia. Le dije al prior que me perturbaba mucho la manera como trataba a ese valioso miembro de la comunidad.

A la semana siguiente le pidieron a mi amigo, brusca y autoritariamente, que se marchara de la comunidad que lo amaba y de la cual había formado parte por lo menos seis años. Le dijeron que sus modales eran una grave perturbación para los demás. Varios meses después se produjo una pequeña revolución en la forma de gobierno de la orden, y el prior perdió su puesto.

No me cabe duda acerca de la necesidad e inevitabilidad de la marcha de mi amigo, pero con las fuertes emociones aprendí que la autoridad espiritual puede perder fácilmente uno de los dones más grandes del alma; el sentido moral.

La rectitud puede ser una forma de locura en la cual el derecho de la autoridad puede ahogarse y deshacer el sentido moral, protector de la comunidad.

 

MIS RECUERDOS DE LA VIDA MONÁSTICA están cargados de humor: bromas pesadas, historias rebuscadas, personalidades inverosímiles, los grandes monjes humoristas, las tradiciones y leyendas de las más grandiosas locuras. En las ocasiones solemnes, el humor parecía ser particularmente intenso; una voz cascada durante una salmodia solemne, una entrada a destiempo en un rito, un plato que se derrama durante una comida en silencio, un hábito puesto inadvertidamente al revés.

Siempre aparece un espíritu que parece privado de capacidad para la risa. Puede ser tan severo, sincero y concentrado, que el humor le parece ajeno y casi criminal.

El humor lubrica y suaviza la vida espiritual, y la hace soportable.

 

UNA JOVEN CUYA FAMILIA VIVIA EN la pobreza hizo grandes esfuerzos por entrar en un mundo más prometedor obteniendo su diploma de enseñanza media, pero el Estado habia decidido que todos los alumnos tenían que aprobar difíciles exámenes de matemáticas que ella no logró superar.

-Hemos de elevar nuestro nivel- explicó el superintendente de escuelas. -Hemos de ser capaces de competir en el próximo siglo. Los chinos y los japoneses saben su matemáticas, y eso hemos de hacer todos.

Cuando los educadores pierden la sensibilidad en favor de los principios, la ambición y la competitividad, el espíritu humano se ve una vez más pulverizado por un equivocado deseo de éxito. Cuando la individualidad de la persona queda sometida a los criterios de aplicación general, el alma comienza a desvanecerse. Las normas generales, el pensar sólo en el futuro y el totalitarismo toman el mando.

La lección más difícil de aprender acerca del cuidado del alma es que nuestras mejores y más acariciadas ambiciones son sus peores enemigas.

 

EN LOS MEJORES MONASTERIOS, LA búsqueda de la belleza va de la mano con la práctica espiritual. Florecen la música, la arquitectura, la decoración, el lenguaje, los jardines y las bibliotecas. La vida de comunidad es objeto de interés principal. El aprendizaje, el estudio, la lectura y la preservación de los libros, todos forman parte integrante de la práctica espiritual.

Nos metemos en dificultades del espíritu cuando renunciamos a cualquiera de estas cosas; cuando la belleza se convierte en sensiblería o propaganda, cuando la arquitectura y las demás arts pasan inadvertidas o se consideran algo secundario, cuando olvidamos la importancia del aprendizaje continuo de toda la vida y en todos los campos, como sostén de vida espiritual, y sobre todo cuando hacemos de la práctica espiritual el proyecto de crear un cierto tipo de yo.

 

NUNCA HE TENIDO LA IMPRESIÓN DE que Jesús ni Buda hayan sido proselitistas. Simplemente no era su estilo lanzar campañas de búsqueda de partidarios, ni siquiera formar una "red de contactos".

Al parecer eran menos ambiciosos.

Creyentes, seguidores y conversos -palabras que usamos para designar a aquellos que se han convencido de algún valor espiritual- corren el riesgo de tratar que todos los demás sean tan perfectos como ellos.

Uno debe leer ese libro, escuchar a ese orador, ir a tal sitio, convertirse en cualquier otra cosa. ¿Qué ocurre cuando el espíritu domina tanto a una persona que ésta tiene que convertir a todos los demás a su entusiasmo?

El alma pone frenos a esta tendencia de multiplicar las propias lenguas de fuego. El alma respeta que otros no encuentren la perfección , respeta la resistencia a la iluminación y la ignorancia de la verdad absoluta, respeta los apegos equivocados y la vagancia incansable.

 

EL SONIDO QUE HACE EL AGUA AL saltar en el poema de Bashö ha sido traducido de muchas maneras; splashh, shhh, plop . No es fácil poner en palabras corrientes los buenos sonidos. Algún dia me gustaría abrir una tienda de instrumentos musicales en la que vendería manantiales de agua afinados en intervalos de cuartas y quintas, árboles con hojas sonoras que entonen melodías para dormir, que se podrían plantar cerca de la ventana del dormitorio, largos tubos de metal con sonido tan bajo que se puedan sentir pero no oír, colmenas en las que el pedal de órgano del zumbido de las abejas se pueda amplificar en una caja de resonancia, ranas soprano y ranas bajo, piedras que se puedan hacer entrechocar para producir percusión; vasos que se puedan hacer sonar con ligeros golpecitos o frotándolos; comederos para pájaros que atraigan a diversas aves canoras, y peces que formen burbujas sonoras en un estanque. Mi tienda se llamaría Estanque de Bashö.

(sigue...)